domingo, 30 de marzo de 2014
La Tigresa superó a la mexicana Valverde
La campeona mundial supergallo de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), la formoseña Marcela “La Tigresa” Acuña, se impuso sobre a la ex retadora mundialista mexicana Estrella “Chacala” Valverde, por nocaut técnico en el sexto asalto, y así retuvo por primera ocasión su corona, en el combate estelar de la velada desarrollada en la noche del viernes en el Anfiteatro Municipal de Villa María, Córdoba, Argentina.
Luego de tres asaltos de estudio, donde si bien Acuña, ex campeona mundial supergallo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y el Consejo Mundial de Boxeo (WBC), llevó las acciones y dominó con su mayor precisión por adentro con sus rectos al rostro pero sin estar muy cómoda -e incluso recibiendo esporádicos boleados arriba, como sucedió en el primero con una izquierda-, la formoseña, de 37 años, comenzó a hacer pesar su mayor boxeo, línea técnica y velocidad. Pero fue mismo en el primer capítulo, cuando un choque de cabezas accidental dejó una hinchazón sobre el párpado derecho de Valverde, que a la postre sería determinante.
Ya en el cuarto, “La Tigresa” conectó un punzante cross diestro al mentón, con que hizo retroceder a una retadora que acusaba recibo. Y esos mismos rectos y cruzados a la zona alta continuaban martirizando la inflamación que crecía con el paso de los minutos.
Con rapidez y proligidad en sus desplazamientos, en el quinto, la campeona avanzó con aún mayor decisión y repitió su derecha cruzada a la mandíbula por duplicado, con que volvió a hacer dar dos pasos atrás a una Valverde que sentía el rigor de sus envíos. Era todo de la pionera del boxeo femenino argentino. Y luego de que en el sexto, Acuña castigara a placer a una “Chacala” valiente, pero sin respuestas, la hinchazón era ya excesiva. Se había extendido no solo sobre su ojo sino alcanzando desde la sien hasta el pómulo. No se encontraba en condiciones, ya no solo para poder ver con claridad, sino que podía llegar a poner en riesgo su porvenir. Por ello, el árbitro argentino Jorge Basile ordenó que el médico la revisara, que certificó su mal estado y su imposibilidad de continuar, obligando así a Basile a decretar el fuera de combate, que desató el festejo de los cerca de cinco mil espectadores que colmaron el escenario.
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