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sábado, 5 de junio de 2021

Nota a Patricia Bermúdez

PATRICIA BERMÚDEZ: “Me enorgullece ver como este deporte cada año se hace más grande y que la gente comprenda que las mujeres no somos “princesitas de porcelana”, ahora la lucha como el boxeo femenino son disciplinas olímpicas. Para mí hacer lucha es una pasión y me quita el estrés. Entrené duro para llegar a lo que soy, puse mi mente para ser más fuerte y más rápida que nunca. Dio sus frutos porque penas ingreso al tatami y veo a mi rival se me alborotan todas mis endorfinas, porque es ella o yo. Es como una reacción química violenta en mi cuerpo que se me hace difícil explicar pero me sucede siempre. Luego cuando llego a mi casa y me acuesto para dormir tengo la sensación como si me hubiera atropellado un camión, pero me agrada porque es la demostración que todos mis músculos han trabajado. Tal vez por ello mi mayor ambición sea vencer a una rival de mi categoría que esté invicta” A mediados de mayo del 2021, fanáticos de la lucha libre de todos los rincones del mundo llegaron a Sofía (Bulgaria), para presenciar la grandeza del “Preolímpico mundial de lucha”. Patricia Vs. Iwona Matkowska Relatado por Gastón M. Luppi. El día 8 a las 07,00 hs el chequeo médico, controles de licencias y el pesaje de las competidoras se había realizado. Era un momento de mucha tensión donde cada atleta buscaba llegar al peso exacto para competir. El Predio Arena 3 estaba lleno de público y los fotógrafos hacían su trabajo. Varios encuentros de ese deporte se habían realizado con la participación de excelentes luchadoras de distintos países, había un colorido especial en el ambiente por las numerosas victorias y derrotas. En este momento dos chicas estaban una frente a la otra, mostraban fuertes músculos femeninos, lucían fuertes y ansiosas, eran experimentadas luchadoras enfrentadas en este compromiso. Patricia nacida en Santiago del estero de nacionalidad argentina 1,50 m de cabellos castaño ojos marrones, peso 50kg. Iwona Matkowska, polaca cabellos oscuros de 38 años de similar peso, era su rival y miraba a la argentina con ojos de desafío. Patricia sabía que su adversaria había derrotado a chicas muy atléticas, estaba nerviosa pero no sonreía. Cuando el árbitro dio la orden, se lanzaron hacia adelante y comenzaron a luchar mientras apretaban los dientes y gruñían agarrándose la una contra la otra en el cuello y los codos. Pronto estuvieron rodando de un lado al otro de la alfombra de goma tratando de dominarse. Finalmente, Patricia ​​deslizó su brazo alrededor de la garganta de la contrincante en un agarre de guillotina, rodó hacia atrás y sujetando sus muslos alrededor de la cintura de su oponente sin soltarle el cuello. Se escuchó a su adversaria gemir un poco mientras la sostenía firmemente en su lugar. Pero Iwona, no era una fácil rival. Puso los pies debajo de ella y con una fuerza que desconcertó a Patricia, la levantó y la golpeó contra la colchoneta, aflojando la guillotina. Cuando estuvo libre, se apartó de un salto y se puso de pie, colocándose en posición de ataque. Patricia también se puso de pie rápidamente esperando la posición acorde a su disciplina encorvada con sus brazos hacia adelante. Volvieron a circular lentamente, cada una lista para atacar, sus ojos brillaban como centellas y se estudiaban, la piel les resplandecía de transpiración, estaban a menos de dos metros la una de la otra. Iwona dijo algo en su idioma, pero en la cacofonía de ruidos en el gimnasio, con tanta gente, no se pudo oír y saltó hacia adelante, pero esta vez Patricia estaba lista, se agachó, esquivó a la polaca y la agarró por la cintura por detrás desconcentrando a su enemiga. Entonces trabó una de sus piernas contra la Iwona, arrojándola boca abajo contra la colchoneta y tuvo un gesto de dolor cuando aterrizó sobre sus pechos. Velozmente Patricia se subió a la espalda plantando sus rodillas a cada lado de la cintura y la agarró por la muñeca, torciendo el brazo en ángulo. Patricia sonrió cuando de los labios de la polaca se escuchó un suave gemido. La chica atrapada se retorcía de todas formas tratando de soltarse del agarre, pero Patricia lo redobló, empujándolo aún más fuerte. El árbitro viendo que Iwona no podía liberarse, le tocó el hombro a Patricia para que liberara a su adversaria, dándole la victoria. Ambas se pusieron de pie, la vencedora feliz levantando sus brazos mientras la derrotada se alejaba cabizbaja. Seis intensos minutos le había demandado a Patricia demostrar ser la mejor y no podía creer haber derrotado a una experimentada luchadora.

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