Presentamos a Paula "La Peque" Pareto, quien se metió en la historia al convertirse en la primera mujer argentina en ganar una medalla olímpica de oro.
Desde estas páginas nos proponemos homenajear a las mujeres deportistas de nuestro país que hacen que la celeste y blanca flamee alta produciéndonos orgullo y emoción (pueden ver la primera entrega haciendo click en este link). Todas las mujeres que mencionamos en esta serie de notas cambiaron la historia del deporte argentino (y, en consecuencia, la historia de nuestro país a secas) y, en muchos de los casos, como en el de la protagonista de esta nota, cambiaron la historia de su disciplina a nivel mundial. Conozcamos un poco más de Paula “La Peque” Pareto.
Paula nació en San Fernando, provincia de Buenos Aires, en enero de 1986. Empezó a practicar judo desde muy chica representando a Estudiantes de La Plata y siempre lo combinó con una vida activa en otros sentidos (también tuvo tiempo de recibirse de médica, como si fuera un mensaje para todos nosotros, simples mortales, que decimos no tener tiempo para ir al gimnasio dos veces por semana).
Empiezan a llover las medallas de la Peque
Las medallas no tardaron en llegar: bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008, campeona del mundo en 2015 y medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Este último título la transformó en la primera mujer argentina en ser campeona olímpica y la primera deportista argentina en ganar dos medallas olímpicas en disciplinas individuales. Lo que decíamos antes: historia viviente.
Pero, por suerte (no siempre suele ser así), “La Peque” ya disfrutaba de cierto reconocimiento a nivel local: en 2010 había recibido el Konex de Platino como mejor deportista de la década 2001-2010 y en 2015 le habían entregado el Olimpia de Oro a la mejor deportista del año.
Su palmarés no termina ahí: participó en tres Juegos Olímpicos de verano, sumando una medalla de bronce, un diploma por quinto puesto y la medalla de oro de 2008. Además, en los Juegos Panamericanos ganó una medalla de plata, otra de oro y otra de bronce, tres medallas más en el Campeonato Mundial de Judo y DOCE (sí, doce), en el Campeonato Panamericano de Judo. Lo que se dice, toda una leyenda. A veces me pregunto si algún día valoraremos a nuestras deportistas del mismo modo en el que lo hacemos con sus pares hombres. Si Pareto fuera varón, ¿creen que estaría en otro escalón de reconocimiento popular? Les dejo la pregunta, que cada uno busque su respuesta.
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