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sábado, 16 de marzo de 2019

Paula Pareto, la reina del oro: campeona en el Grand Slam de Ekaterimburgo


La Peque se subió a lo alto del podio en Rusia y le apuesta fuerte a los Juegos Panamericanos y Olímpicos. Los despertadores suenan. A lavarse los dientes y a bañarse. Arriba los pibes para ir al colegio. A no olvidarse los papeles del laburo ni el trabajo práctico a entregar en la facu. Averiguar cómo viene el tránsito, caminar hacia el colectivo y bancarse los minutos de viaje. La rutina de cada mañana en la Argentina. Total normalidad. Tanto como que Paula Belén Pareto demuestre un día más por qué es la mejor atleta argentina del siglo. Esta vez, arriba del podio del Grand Slam de judo de Ekaterimburgo, con su medalla de oro en los 48 kilos. Una más en su glorioso palmarés, a sabiendas de que se vienen los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Con el dorado en la espalda de su judogi, es la judoca a seguir en el mundo. Quizás muchos no tengan presente su carácter estelar y se hayan olvidado de sus títulos olímpico y mundial. Pueden preguntar en Rusia, una potencia deportiva. Allí eligieron a cinco atletas para atrapar a las masas desde el póster del Grand Slam. Una de ellas es una argentina. Es la pequeña gigante del deporte nacional. La médica Pareto, que sigue en la elite -es quinta en el ranking mundial- mientras atiende pacientes de Traumatología en el Hospital de San Isidro. La española Julia Figueroa (17ª en el ranking) fue la rival en la final en Ekaterimburgo, la cuarta ciudad rusa más poblada, ubicada a 1.800 kilómetros de Moscú. El combate fue durísimo y hasta tuvo dramatismo porque por un golpe casual, Pareto debió ser atendida porque tenía sangre en su fosa nasal derecha. La argentina dominó los cuatro minutos reglamentarios y logró dos penalizaciones para la española. Pero el golden score, algo así como el tiempo suplementario, fue otra cosa. Figueroa mejoró y Pareto sufrió dos castigos por falsos ataques. Quien se equivocara o no atacara bien sería la derrotada. Y fue nomás Figueroa, quien se quedó descontenta con el fallo. Pareto celebró con mucha calma con su entrenadora Laura Martinel. Había ganado tres combates Pareto antes de la final. En su debut en el Grupo A, derrotó a la española Laura Martínez Abelenda en el golden score, con un waza ari. En el siguiente enfrentamiento, superó por otro waza ari a la rusa Sabina Giliazova en los cuatro minutos reglamentarios. Y entonces llegó el combate más espectacular. Es que en la semifinal ante la eslovena Marusa Stangar, Pareto fue contundente para demoler a la europea con un ippon conseguido a los 47 segundos del combate. La argentina festejó con el puño derecho cerrado, con mesura porque se vendría lo mejor. Y había que concentrarse Pareto escolta en el ranking mundial a la mongola Urantstseg Munkhbat, a la japonesa Funa Tonaki, a la ucraniana Daria Bilodid y a la japonesa Ami Kondo. Y está sexta en el ranking olímpico, camino a Tokio 2020. Más veterana que sus rivales y con un entrenamiento distinto, porque debe atender largas horas a su profesión de médica, Paula Pareto sigue en pie. Es la reina del oro. Implacable. Y va por más.

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