Radicada en Tijuana, Si
lvana Gómez Juárez se entrena a la espera de volver al octógono.
Gracias a la televisión abierta, todos tienen más o menos la misma idea de lo que es una vecindad en México. Sin embargo, la que tiene a Silvana Gómez Juárez como una de sus inquilinas desde hace poco más de un año, cuando arribó a Tijuana, no se parece tanto a eso sino más bien a más a un pequeño ghetto de luchadores. Un lugar perfecto para desplegar la vida que tanto anhelaba desde que se volcó hacia las artes marciales mixtas: la de deportista profesional.
Por supuesto, su rutina se ha visto impactada como la de todos a causa del enemigo invisible. En su agenda de combate figuraba un duelo contra una experimentada rival de Monterrey el 3 de abril, pero la cuarentena mandó todo al freezer. “Venía desde hace varias semanas preparándome para enfrentarla, pero se cayó todo. A varios peleadores del equipo les pasó lo mismo. Pero bueno, hay que ponerle actitud positiva. Lo importante es estar bien de salud y lo mejor preparados posible para cuando todo se reanude. Por suerte, los que vivimos en esta vecindad tenemos la posibilidad de seguir entrenándonos por turnos en el gimnasio, a puertas cerradas, o en la terraza del edificio. Me siento privilegiada por eso. Tratamos de darnos ánimo entre nosotros, porque no sabemos cuándo volveremos a pelear”, destaca.
“La Malvada”, apelativo como se conoce en el mundo del combate a esta multidisciplinaria tucumana (domina el boxeo, el kung fu, el ju jitsu brasileño, el kickboxing, entre otras), decidió trasladarse a México para dedicarse por completo a su carrera, posibilidad que no estaba teniendo desde Argentina, pese a haber librado batallas épicas en octógonos de Brasil y de Polonia. De hecho, tras su espectacular combate frente a la brasileña Ariane Lipski estuvo a punto de convertirse en la primera argentina en firmar con UFC (la franquicia de artes marciales mixtas más importante del mundo, la misma donde brilló Ronda Rousey y donde hoy lo hacen Conor McGregor y Jabib Nurmagovedov), pero una inoportuna lesión en la rodilla se lo impidió y la obligó a empezar otra vez.
“Mi vida en México está siendo muy buena, no tengo de qué quejarme. No sé si decir que estoy viviendo un sueño, porque ya antes había podido hacer lo que quería jugando al rugby, pero nunca a este nivel, en el que puedo dedicarme al 100%”, compara la también ex jugadora de Las Pumas. “Dedicarte full time te hace subir mucho el rendimiento. Este deporte es tan amplio que necesitás boxear bien, sujetar bien, patear bien, tener buena masa muscular, mucha fuerza, cardio, etcétera. Son tantos detalles que no te alcanzan las horas del día para perfeccionar todo. Además, yo soy un poquito obsesiva compulsiva, je. Pero esto me ayudó mucho, no sólo física sino también mentalmente. Me gusta mucho esta Silvana que soy hoy a nivel deportivo”, resume la hoy luchadora de Combate Américas, franquicia estadounidense dirigida a público hispano, que pretende ponerse a la par de UFC.
Para llegar hasta ahí, primero tuvo que jugarse el resto dejando en Argentina las cosas más importantes que tenía: su familia, sus amigas y sus alumnos. Por lo general, lo que más vale también es lo que más cuesta. “Trato de mantenerme siempre en contacto. Con mi familia lo hago siempre. También hablo con las chicas de Cardenales, que son mis amigas, y con quienes eran mis alumnos. Ellos también fueron parte de mi vida y de mi carrera. Por eso, trato de mandarles videos a los profes para mantener a la escuela en el primer nivel. Me sirve mucho el apoyo de todos ellos”.